El feminismo de la Transición examina el resurgir del movimiento

El feminismo de la Transición examina el resurgir del movimiento

Preguntamos a las mujeres que lucharon en aquellos años sobre su percepción del feminismo actual. ¿Qué oportunidades y peligros ofrece el nuevo escenario?
Cristina Vallejo

El feminismo nunca se llegó a ir del todo, pero ahora está más fuerte y ocupa cada vez más espacios. Las luchadoras por los primeros derechos que consiguieron las españolas sufrieron un triple maltrato: la dictadura franquista borró sus nombres y sus logros y dio una vuelta de tuerca a la opresión ejercida sobre las mujeres. La segunda gran generación de feministas nos queda más cerca: vivió activamente la Transición, fue la artífice de la igualdad legal entre mujeres y hombres y participa en el resurgimiento del movimiento violeta. Su experiencia es de obligada revisión. ¿Cómo valoran las mujeres de la Transición este nuevo feminismo que coincide con la crisis del régimen del 78?

Una primera sensación de “satisfacción porque el feminismo está ahora muy presente en la sociedad”, expresa la socióloga Inés Alberdi. “Estoy feliz”, afirma Carmen Martínez Ten, diputada de la Asamblea de Madrid por el PSOE, “porque el feminismo es una carrera de relevos y vemos que hay continuación con la incorporación de mujeres muy jóvenes”. Algo fundamental, según Luisa Posada, profesora de Filosofía de la Complutense, dado que “en el feminismo se está a punto de perder a cada momento y no solo hay que seguir avanzando, sino que también es necesario proteger lo conquistado”.

Marina Subirats, que dirigió el Instituto de la Mujer entre 1993 y 1996, explica que hubo un momento en que parecía que se había abandonado la lucha feminista "y siempre que ocurre, se da un paso atrás, porque hay muchas fuerzas contra la libertad de las mujeres". "Las mujeres de generaciones posteriores pensaban que tenían acceso a todo, pero hay un retroceso entre las adolescentes y en los mensajes de los medios de comunicación: frente a los antiguos de carácter represivo, ahora se dan otros falsamente liberadores, como el de 'te vas a ver muy sexy', que parecen abrir posibilidades cuando en realidad son trampas. Las adolescentes muestran una fuerte sumisión a los chicos y sufren una gran presión para vivir experiencias sexuales que no encajan con los deseos de las mujeres, pero que se presentan como fuente de liberación. Se ha tomado conciencia de ello con lo ocurrido en Hollywood y el #MeToo". ¿Es una reacción puritana? Subirats responde: "No, pero en las relaciones donde no hay igualdad, hay que poner normas". En palabras de Posada, "no puede haber libertad de elección cuando el sistema de relación entre los sexos es desigual".

En general, las feministas de esa generación resaltan que los derechos de las mujeres y los relacionados con cuestiones LGTBI están permanentemente en riesgo de ser cuestionados y derogados. Ese peligro se evidenció en el intento de Ruiz Gallardón de acabar con el derecho al aborto en 2014. El Tren de la Libertad, la gran movilización feminista que se produjo contribuyó a evitar esa involución. Esa respuesta y otras manifestaciones, como las del 8 de marzo o las que se han producido contra la violencia de género, según Posada revelan que el feminista es el movimiento con mayor poder de convocatoria.

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